Ex niño apadrinado es un estímulo para las familias afectadas por la pobreza en Honduras

Martes, Agosto 19, 2014 - 17:00

Por Laura Reinhardt, World Vision USA

"Muy dentro de mi corazón, creo que la pobreza se puede superar", dice Aníbal Mejía, hablando desde su experiencia personal.  

Los padres de Anibal no tenían mucho dinero para darle a él y sus hermanos alimentos o ropa. Su madre se quedaba en casa cuidando a los niños y su padre trabajaba como campesino, dependiendo completamente de la naturaleza para poder proveer para su familia.  

Cuando tenía 6 años, Aníbal se convirtió en un niño apadrinado de World Vision y permaneció en el programa durante 8 años. 

A través del programa de patrocinio, Aníbal tuvo acceso a atención médica y dental, pudo educarse y llegar a Universidad. También pudo participar en cursos de formación espiritual compartidos por World Vision.

Una de las cosas que hizo Aníbal en su clase de formación espiritual fue orar por sus patrocinadores. "Nos gustaba dar gracias a Dios por sus vidas y por lo que estaban haciendo por nosotros a pesar de de que no nos conocían", dice. 

Las clases de formación espiritual dejaron un impacto duradero en él. 

"Creo firmemente que el apoyo familiar y la experiencia de ser un niño apadrinado son los medios que Dios puso en mi vida para ayudarme a ser lo que soy", dice Aníbal. 

Después de graduarse y trabajar durante algunos años, Aníbal fue voluntario para World Vision. 

Cuando se abrió una oportunidad de empleo en la comunidad de San Marcos de la Sierra, World Vision Honduras le ofreció el trabajo, ya que habían visto su corazón cuando Aníbal había sido voluntario. 

Ese trabajo probó la dedicación de Anibal. En ese tiempo, World Vision carecía de varias cosas, incluso de un vehículo para que sus trabajadores se trasladen de una comunidad a otra. "Había días en los que tenía que caminar hasta cinco horas para ir de una comunidad a otra", recuerda.  

Pero eso no apagó sus espíritu. Finalmente había encontrado un trabajo con cierto significado para él. "Para mí el trabajo me satisfacía enormemente porque hacía algo que estaba ayudando a la gente", dice.  

En la actualidad, después de 18 años y de haber pasado por diferentes puestos de trabajo, Anibal trabaja como Gerente de World Vision en la Región Occidental en Honduras supervisando 11 Proyectos de Desarrollo de Área (PDA) en el país.