Un programa que cambió la dinámica familiar y escolar en el barrio Las 50

Domingo, Febrero 19, 2017 - 21:30

Jimaní, República Dominicana.- “En Las 50, a las 8 de la noche, vas por ahí y piensas que no vive nadie”, señala José, en torno a su barrio. Sin embargo, en esta comunidad conformada originalmente por 50 casas, pero que se ha expandido hacia su periferia, a principios de año la situación de sus niños y niñas comenzó a preocupar a padres, vecinos y autoridades. 

Así lo cuenta Nelina Trinidad, directora del liceo Máximo Pérez Florián, en Jimaní, y coordinadora de la Red de Protección que auspicia World Vision en esa comunidad. En sus frecuentes visitas a los centros educativos de esa localidad, comenzó a recibir quejas de que los niños no querían estar en las aulas. “Volaban la verja y se salían de las clases”, narra. Mientras que, por otro lado, la junta de vecinos del barrio Las 50 le informó que los niños deambulaban por las noches y participaban en actos reñidos con la ley. 

“Fue ahí donde nos preocupó más la situación y, como Red de Protección, fuimos a la Fiscalía a llevar la denuncia para que nos citaran con los padres. Ellos mismos nos fueron diciendo la situación que estaban pasando con sus hijos. Así comenzó esta propuesta”. 

Se refiere a la iniciativa “Niños y familias en conflictos sociales”, que trabajó con 15 familias del barrio Las 50, ofreciéndoles capacitaciones para proveerles de herramientas para el manejo y el seguimiento del comportamiento de los niños en conflicto, en un marco de ternura y protección para los 15 niños involucrados. 

“Lo más lindo de esta red es que hacemos un trabajo integral”, resalta Trinidad. En ese sentido, el proyecto ejecutado involucró tanto a World Vision como a la Fiscalía de ese municipio, las escuelas, el ayuntamiento, las juntas de vecinos y la sociedad civil. 

El proyecto contempló la realización de módulos de capacitación y sensibilización sobre crianza con ternura, disciplina positiva, atención psicológica y terapéutica a las familias involucradas, visitas domiciliarias y prevención de males sociales, entre otros. 

 

Aprendizajes

Joan Manuel Florián Tapia, de 15 años, cursa el sexto de primaria. Fue uno de los niños que participó en esta iniciativa, de la cual destaca como positivo algunas de las actividades que realizaron, tales como las visitas a instituciones del orden público, que le permitieron poner en perspectiva lo que quiere para su futuro. 

“Conocimos el Palacio de Justicia. Nos enseñaron por qué la gente ha caído: el que anda armado cae preso, el que fuma droga y también la vende cae preso”, señala. En los talleres también “me enseñaron qué es la violencia y por qué motivo uno hacía esas cosas. Antes andábamos en pandillas, pero ahora no”. 

Tras la participación en estos talleres, que le permitieron reconocer que su comportamiento no era de provecho para él, dice que su rendimiento académico ha mejorado bastante. 

“Yo no hacía clase, y me portaba mal con la profesora, ya no me porto mal. Era que antes no sabía mucho, como que no me llegaba. Ahora ya leo y hago mi tarea”. 

José Santana Álvarez, de 16 años, quien cursa el 1ero de bachillerato, también participó de esta iniciativa y reconoce los cambios que se han producido en su desempeño académico y también en su comportamiento dentro y fuera de la escuela. Últimamente, una sola determinación configura sus días.  

“Yo voy a terminar los estudios, ya yo me puse para eso. Ya voy a terminar los estudios, porque como dice la profesora: si tú no terminas los estudios vas a terminar recogiendo la basura”, dice. 

En efecto, atrás quedaron los días en que se volaba por la verja de la escuela o se peleaba con otros niños. 

Recientemente, dice, su profesora de Sociales resaltó ante la clase su desempeño. 

“Cuando entré a la escuela mis notas eran malas. La profesora de sociales dijo en estos días: José era uno de los peores, ahora es uno de los mejores”. 

José y Joan aun no deciden qué quieren ser de adultos, solo tienen claro que quieren ser profesionales y se están esforzando para lograrlo. Por lo pronto, disfrutan de hacer deportes y han encontrado en los mismos nuevos espacios de socialización y recreo.