¿Por qué soy trabajador humanitario?

Martes, Agosto 19, 2014 - 21:35

Mohammed Khalil El Halabi trabaja para World Vision Jerusalén como Gerente Zonal en Cisjordania Gaza. La reciente crisis se convirtió en personal para él en julio de este año, cuando ocho de los miembros de su familia murieron bajo los escombros de las casas que los israelíes habían demolido sin previo aviso. Él se ha perfilado como uno de los Héroes Humanitarios de la ONU

Mohammed nos responde las siguientes preguntas acerca de lo que es ser un trabajador humanitario. 

¿Qué significa para ti el ser humanitario en pocas palabras? Ayudar a las personas a sobrevivir para restaurar la dignidad en sus vidas. 

¿Por qué te convertiste en un trabajador humanitario? 

Nací en el campo de refugiados de Jabalia de la UNRWA en Gaza. Es la zona más densa en el Medio Oriente y allí he vivido los momentos más críticos para el pueblo de Gaza. 

Empecé a trabajar en Gaza como ingeniero civil y estuve en ese trabajo hasta el año 2002. Durante la segunda intifada (levantamiento) vi las víctimas entre los civiles y vi cómo las personas estaban sufriendo, lo que me motivó a participar como voluntario en una de las ONG locales.

Hoy conocí a los niños cuyas casas fueron totalmente demolidas y perdieron al menos una de sus personas queridas, pero que están cantando por la paz en uno de los espacios amigables de la niñez de World Vision, lo que es increíble.

Después de una invasión a mi área en la que murieron decenas de personas y fueron destruídas varias casas, decidí dejar mi trabajo como ingeniero y dedicarme al trabajo humanitario. Yo quería ser capaz de ayudar a la población civil, y especialmente a los niños - para asegurarme de que estén protegidos y para facilitarles servicios para su supervivencia. 

Después de haber vivido varios de los conflictos y guerras, ver a niños heridos y muertos, y sabiendo que mis propios hijos han sido traumatizados por la violencia, decidí dedicar totalmente mi vida a ayudar a la gente y a los niños para restaurar sus vidas.

¿Cuál es la parte más gratificante de tu trabajo? 

La parte más gratificante es cuando logramos restaurar las sonrisas de los niños que están gravemente traumatizados por las bombas que mataron a parte o la totalidad de sus familias. Hoy conocí a los niños cuyas casas fueron totalmente demolidas y perdieron al menos una de sus personas queridas, pero que están cantando por la paz en uno de los espacios amigables de la niñez de World Vision, lo que es increíble.

¿Cuáles son algunos de los aspectos más desafiantes de tu trabajo? 

A veces, como en la guerra actual, tenemos que llegar a las personas desplazadas y los niños en medio del conflicto, lo que puede ser peligroso. Hace poco iba camino al hospital para proporcionar suministros médicos para los heridos por distintas lesiones que se reciben todos los días, y menos de un minuto me separó de estar bajo los escombros de una casa que fue destruida por un avión F-16 en la misma carretera que me encontraba. No me podía imaginar la situación después de ver el video que fue tomado por un periodista.

¿Cuéntanos un poco sobre el trabajo que haces? 

Además de la gestión de los programas de desarrollo, he trabajado en emergencias y en la respuesta de recuperación de Gaza después de las guerras anteriores. 

Actualmente estoy gestionando la respuesta de emergencia de World Vision en Gaza, proporcionando suministros médicos a hospitales, materiales desechables y ropa de cama. También proporcionamos kits de alimentación e higiene a las personas que se encuentran en refugios informales. 

La mayor intervención que estamos desarrollando es la implementación de actividades psicosociales. Estamos ayudando a más de 1.500 niños en 15 Espacios Amigables de la Niñez, 350 niños heridos en hospitales y 600 en los barrios. Además, hemos ayudado a 8.000 padres para que puedan brindar primeros auxilios psicológicos a sus hijos durante la guerra para reducir significativamente la presión que ellos tienen. 

¿Cuál es el momento más memorable que has experimentado en tu trabajo? 

Una de los niñas en nuestros programas en el 2009 había perdido dos de sus primos pequeños y su cabello había sido quemado después de que una bomba de fósforo blanco había alcanzado su casa. Ella fue severamente traumatizada, se había aislado en su habitación y no estaba hablando con nadie. Pocos meses después de que ella se uniese a nuestros programas, se convirtió en una líder de un grupo de niños; yo la conocí mientras estaba educándolos sobre los derechos del niño y cantando por la paz. Me conmovió su experiencia y nunca olvidaré la alegría que sentí en ese momento.