“Yo dejé las calles por algo mejor”

Miércoles, Agosto 19, 2015 - 21:32

 

Dagoberto Perdomo Rosales tiene 23 años de edad, es barbero y vive en la Colonia La Esperanza del Distrito San Miguel, considerado una de las zonas más peligrosas de la capital debido al narcomenudeo y movimiento de grupos antisociales.

Dagoberto, mejor conocido como Dago, viene de las calles. De niño vivió con su papá y mamá en la Colonia La Travesía. Terminó la primaria y en el segundo de ciclo (8vo grado) decidió que la educación formal no era para él. Comenzó a llevarse con amistades de mala influencia, y sin responsabilidades y metas claras en su vida tomaba muy malas decisiones.

Su papá trabajaba de supervisor de guardias de seguridad y era quien mantenía a la familia, junto con la mamá de Dago y su hermanita 6 años menor que él. La mamá se dedicaba a la barbería y trabajaba desde su casa. Dago cuenta que de niño y adolescente miraba el trabajo de su mamá. A él le encantaba. Sin embargo, debido a las amistades y el ambiente en que se llevaba, rodeado de pandillas o grupos antisociales, y para no estar en contra de ellos era más fácil y más factible estar con ellos.

Las cosas se complicaron cuando la mamá de Dago fallece de cáncer en el riñón. Una situación todavía más dura para un joven que no tenía dirección en su vida. A la hermanita la enviaron a vivir con una tía fuera de la ciudad, dividiendo más un núcleo familiar aunque muy débil pero juntos. Luego un papá que se dedicó más y más al trabajo como escape y de por sí como supervisor de guardias de seguridad por sí solo absorbía todo su tiempo.

Pero Dago aunque no quería estudiar, sí quería algo mejor para su vida. Decidió ir al INFOP (Instituto de Formación Profesional) para conocer más sobre sus cursos y talleres de formación técnica y vocacional, entre los cuales están: belleza, cocina, mecánica, barbería, etc. La barbería que opción más genial para Dago. Algo que siempre le llamó la atención y aún más era la pasión de su madre.

El INFOP ubicó a Dago en el curso más cercano a su colonia, el PDA (Programa de Desarrollo de Área) Cerro de Plata de World Vision Honduras. Dago inició el curso en la barbería aunque tuvo sus altos y bajos, y definitivamente muy altos y muy bajos ya que no prestaba atención, no seguía las instrucciones ni respetaba la maestra, recibía llamadas de atención y fue sancionado un par de veces. Llegó al punto extremo de aprovechar una riña entre los participantes a apuñalar a uno de los compañeros en forma de venganza.

Ruth Romero, maestra de barbería en PDA Cerro de Plata, cuenta “Dago ha cambiado muchísimo y no todos cambian. A él le noté el cambio. Le vi la motivación de darle interés y de tener un ingreso monetario. Al día de hoy, siempre me llega a visitar. Sé que le falta cariño y aquí estoy para él. Estoy contenta porque sé que él está mejor.”

Dago logró terminar los seis meses de curso para luego iniciar una pasantía laboral o práctica en una barbería de La Travesía, el cual duró un mes. Donde todo parecía tonar para bien, su papá se accidentó en su moto dejándolo incapacitado durante más de 6 meses. Ya a esas alturas su hermanita había vuelto a vivir con él y su padre. Una joven de 17 años de edad sin ánimos de estudiar y dedicada a los oficios domésticos.

Pero un día la luz volvió a brillar sobre su vida. Un amigo le comentó que vio un anuncio en uno de los periódicos nacionales que solicitaba jóvenes barberos para la apertura de una barbería en una de las zonas mejor ubicadas para negocios, en medio de la ciudad, contiguo a los centros comerciales y restaurantes. Hoy día Dago lleva dos meses trabajando en lo que él mismo dice que está viviendo su sueño, le encanta su trabajo y además lo hace en nombre de su madre. Cuenta que un día pondrá su propia barbería.

 

 

Escrito por: Tanya Ghosheh