Acciones Concretas para frenar el Desperdicio de Alimentos

Martes, Agosto 6, 2013 - 04:00

Por Alan A. Jarandilla Nuñez, joven voluntario boliviano

El día 5 de Junio de este año se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente con una gran variedad de actividades alrededor del mundo. Lo peculiar de la celebración de este año fue el tema que le fue asignado: Piensa. Aliméntate. Ahorra., con el cual se buscó sensibilizar a la sociedad acerca de las causas y consecuencias del desperdicio de alimentos, del que todos compartimos cierto grado de responsabilidad. El desperdicio de alimentos es un tema trascendental que, en ocasiones, suele pasar desapercibido cuando se tratan temas como el hambre, la pobreza, la desnutrición, etc.

Sin embargo, éste es un problema que amerita ser tratado de manera integral, ya que según el estudio “Pérdidas y Desperdicios de Alimentos en el Mundo”, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) se desperdician aproximadamente un tercio del total de alimentos para consumo humano producidos en el mundo, lo cual equivale a 1.300 millones de toneladas por año; una cifra realmente preocupante. Por otro lado, es alarmante saber que cada 12 segundos un niño muere por causas relacionadas al hambre y la desnutrición. Mientras millones de niños alrededor del mundo sufren por hambre, se están desperdiciando ingentes cantidades de alimentos.

Mil trescientas millones de toneladas de alimentos desperdiciadas cada año. Con este único dato, sería sencillo para las personas que vivimos en países en vías de desarrollo intentar culpar a los países industrializados de la gravedad del problema, suponiendo que la cantidad de alimentos desperdiciados en los primeros es abismalmente inferior a la de los últimos. No obstante, de acuerdo al citado estudio, en los países en vías de desarrollo se desperdicia una cantidad de alimentos inferior pero similar a la de los países industrializados. Este último dato demuestra que el desperdicio de los alimentos es un problema diario que se presenta en todas partes.

Estos datos indudablemente nos conducen a reflexionar. No a reflexionar sobre las causas y consecuencias de este problema (sobre las que ya se ha escrito bastante), sino sobre todo acerca del rol que nosotros los jóvenes estamos dispuestos a desempeñar para colaborar en la solución del mismo. ¿Cómo nosotros seremos protagonistas del cambio? La respuesta es simple: Acciones concretas. Para frenar el desperdicio de alimentos es necesario actuar día a día, comenzando con nosotros mismos. Por ejemplo no comprando más alimentos de los que vamos a consumir, y en nuestras familias, evitando que el desperdicio de alimentos pase desapercibido, como algo completamente aceptado y natural. Ese cambio de actitud y conciencia, es el primer paso.

Luego, difundiendo el mensaje con nuestros amigos, compañeros, etc. creando conciencia desde el sitio en el que nos encontramos. Igualmente, participando de las iniciativas que ya existen, contribuyendo activamente al fortalecimiento de las mismas; ó creando iniciativas juveniles de sensibilización, de impacto y de cambio positivo. Claro está que éstos son sólo algunos ejemplos de acciones que podemos desarrollar, ya que existen una infinidad de formas en las que podemos contribuir. De este modo, nosotros como jóvenes estamos dispuestos a ser parte de la solución, a contribuir con nuestras ideas, capacidades y con nuestra energía. Estamos dispuestos a hacer realidad las promesas y objetivos de erradicar la pobreza y el hambre en el mundo. Estamos comprometidos con un cambio real; ése es el futuro que queremos.