Vendí mi cabello para preparar una cena navideña para mis hijos

Jueves, Julio 19, 2018 - 17:40

Jackeline partió desde su natal Cúcuta, Colombia, a la ciudad fronteriza de San Cristóbal en Venezuela hace 16 años atraída por la prosperidad del país llanero.  Al poco tiempo conoció a un venezolano con quien se casó y formó su familia. "Venezuela era un país próspero que tenía de todo, supermercados llenos, pero las cosas empezaron a cambiar hace 4 años, y se agudizaron hace un año, el dinero ya no alcanzaba para nada y la comida empezó a escasear, no había pañales y teníamos que hacer colas kilométricas para poder conseguir algo".

En medio de la aguda crisis en la que día a día empezó a hundirse el país, sin trabajo, sin dinero, la falta de alimentos, donde el sueldo mensual apenas alcanza para una caja de huevos, corrió el rumor de que "los hijos que nacen en Venezuela serían apartados de sus familias"; esto confirmó la decisión de que había que irse del país y fue así que Jackeline partió con su hijo de un año, dejando a su esposo en Venezuela para cuidar las pocas cosas que tenían, al poco tiempo llegarían sus otros hijos.  "Miles de familias se separaron, padres, hijos se fueron para poder sobrevivir"

Jackeline con su hermosa cabellera negra y su esposo, quien se quedó en Venezuela (Fotografía cortesía de la familia)

"Dejar todo atrás fue muy difícil, lo más duro fue separarme de mi esposo; nunca le dieron su pasaporte y tuvo que quedarse sobreviviendo con trabajitos pequeños" "Estar aquí y partir de cero es difícil, pero aquí estamos"

Jackeline antes y después de vender su cabello. Fotos: Cortesía de Jackeline y Juan Pablo Orjuela, World Vision Colombia

Jackeline es una madre dispuesta a hacer sacrificios por sus hijos.  "Para la última Navidad, estando todavía en San Cristóbal, mis hijos anhelaban tener sus regalos y comer allacas, un plato tradicional venezolano, pero no había los recursos ni los ingredientes. Crucé la frontera y con mucho dolor vendí mi cabello que llegaba hacia mi cintura; con el poco dinero que recibí, compré algunos ingredientes en Cúcuta y tuvimos nuestra cena" 

"Crucé la frontera y con mucho dolor vendí mi cabello que llegaba hacia mi cintura; con el poco dinero que recibí, compré algunos ingredientes en Cúcuta y tuvimos nuestra cena"

Hoy Jackeline ve el futuro con esperanza, sueña con tener un trabajo que le permita proveer a sus hijos, mientras cada día escucha en las noticias cómo se agudiza la crisis en el país de su esposo e hijos, donde vivió 16 años y donde está su corazón. Ella sabe que posiblemente nunca regresará a vivir en su Venezuela.