Suspenso en Siria

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Jueves, Marzo 12, 2015 - 16:30

La aprobación por unanimidad de la Resolución 2139 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (UNSCR 2139) a finales de febrero de 2014 trajo consigo una esperanza muy necesaria para la población de Siria y de todo Oriente Próximo. En dicha Resolución, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (órgano responsable de mantener la paz y la seguridad internacionales) reclamaba un incremento urgente del acceso a la ayuda humanitaria en Siria, además de exigir a todas las partes que detuviesen de forma inmediata sus ataques a la población civil, las detenciones arbitrarias, los secuestros y torturas y que levantasen el asedio de zonas pobladas.

En julio y diciembre de 2014 el Consejo de Seguridad aprobó otras dos resoluciones (la 2165 y la 2191) que, entre otras cosas, autorizaban a Naciones Unidas a llevar a cabo operaciones de ayuda humanitaria en Siria desde los países vecinos sin necesidad de la autorización del Gobierno sirio. Con estas resoluciones, el Consejo de Seguridad finalmente demostró haber sido capaz de unificar y priorizar las necesidades de la población civil siria y de exigir que se ponga fin a su sufrimiento.  Sin embargo, tanto las resoluciones como la esperanza que las acompañaba han resultado ser vanas para la población civil siria. Las partes en conflicto, otros Estados miembros de Naciones Unidas e incluso miembros del Consejo de Seguridad han ignorado o menoscabado dichas resoluciones.

En los doce meses posteriores a la aprobación de la Resolución 2139, la población civil siria se ha visto afectada por niveles cada vez mayores de destrucción, sufrimiento y muerte. Las necesidades humanitarias se han incrementado en cerca de un tercio respecto a 2013. Actualmente, más de 11,6 millones de personas necesitan urgentemente agua potable, y alrededor de diez millones carecen de alimentos suficientes para comer.  En diciembre de 2013, UNICEF declaró que en Siria había 4,3 millones de niños y niñas que necesitaban ayuda humanitaria. En diciembre de 2014, esta cifra se había incrementado hasta llegar a 5,6 millones. Más de 212.000 personas siguen viviendo en poblaciones asediadas, incluyendo 163.500 en Ghouta del Este, y más de 4,8 millones residen en zonas a las que las organizaciones humanitarias que trabajan desde Siria sólo pueden llegar de forma esporádica, y en muchos lugares no pueden llegar en absoluto.

Esta desastrosa espiral constituye un peso sobre la conciencia de la comunidad internacional. Las resoluciones aprobadas por el Consejo de Seguridad ofrecen un marco que podría poner fin al sufrimiento a corto y largo plazo, y las partes en conflicto tienen la obligación de aplicarlas. Si bien el Consejo de Seguridad tiene la autoridad jurídica para exigir que se lleven a cabo estos cambios, son sus Estados miembros y sus aliados quienes cuentan con la influencia política, diplomática y económica necesaria, así como con la capacidad para garantizar que dichos cambios realmente tengan lugar. Si los Gobiernos no toman medidas a nivel individual, las exigencias que plantean estas resoluciones se quedarán en papel mojado. Sin embargo, estas resoluciones no pueden ignorarse por más tiempo.

En este informe, World Vision se une a otras 20 organizaciones humanitarias y de derechos humanos para decir al Consejo de Seguridad de la ONU que hay una "falla por corregir" en Siria.